Un americano en París 23/04/2023 Ficción 495 vistas 3 votos Agregar a FavoritosLa película Un Americano en París apareció en las pantallas en el año 1951. Sin duda, sería llamada a ser una de las grandes piezas del cine musical. Es imprescindible contextualizar este film porque pertenece a la Edad de Oro del género, que vio como su resplandor crecía a final de los años 40 y como se apagaba al final de los 50. Nadie como un hombre en busca de si mismo, nadie como un artista, en este caso un pintor, para adentrarnos en el mundo bohemio del viejo Paris. Jerry Mullighan vive en un pequeño, muy pequeño estudio en la orilla izquierda del Sena, demostrando así una de las prioridades de los jóvenes artistas que llegaban a París encontrar un lugar donde vivir y donde trabajar. Había calles enteras de estos estudios, situadas en puntos concretos, cerca de la Escuela de Bellas Artes por ejemplo o más alejados para que resultara más económico. Conforme le vamos conociendo, sabemos que su mejor amigo es Adam Cook, que además es su vecino, así que también es artista. Músico, para concretar, pero esto también ayuda a entender como la trama envuelve no solo a los pintores, sino también artistas de otros campos en la misma situación que el joven protagonista. Y además, el tercer personaje masculino, Henri Baurel, es cantante, pero tiene una suerte mucho más propicia que los otros dos, y, sin embargo, en París la relación con el triunfo es posible. No existe ninguna duda de que el guión está creado para explorar la figura del artista en busca de oportunidades. La utilización de la pintura como medio visual es evidente, pero la utilización del mundo del arte y del artista como medio narrativo es indudablemente un apoyo para la recreación del mito de la ciudad de París. Visualmente el espectador se topa, en muchas escenas a lo largo de la película con momentos que le remiten a la misma esencia de la pintura y de una forma descarada por el empleo de una paleta de colores intensos que recuerdan a menudo la obra de los grandes pintores del cambio de siglo. El clip musical que cierra el film es el resultado de un “sueño” de Jerry, el personaje romántico y melancólico que, sabiendo que ha perdido a su amor, desea fervientemente recuperarlo.Las glamorosas melodías de Gershwin, unidas al genio del director Minelli y de el bailarín y protagonista Gene Kelly, dieron vida a este formidable ballet de una duración extensa, no acostumbrada en Hollywood, siendo la segunda producción en color (la primera fue Lo que el viento se llevó, 1939) en recibir un Oscar a la mejor película.Muchas veces se considera un argumento como el de Un americano en París como demasiado simple, posiblemente, incapaz de sostener un film, pero la historia de amor que reúne a dos personas, logrando con ese fuerte sentimiento triunfar más allá de las dificultades que se le presentan, tiene el peso y la importancia suficiente para soportar sobre sí mismo un film. Solo que en Un americano en París esta idea no se presenta sola, aislada, la acompañan las expresiones del alma que desde siempre han existido a su lado: el de las Bellas Artes.ETIQUETAS: BohemiaCine ClásicoDanzaDramaMusicalRomanceUna obra maestra | The Burnt Orange HeresyRenoir