Combinando la inmediatez con la precisión de la alta tecnología y un gusto por lo absurdo, el artista Urs Fischer, nacido en Zúrich y radicado en Nueva York, es mundialmente conocido por sus instalaciones monumentales. Este documental lo sigue durante la preparación de su primer mega-exposición en el New Museum de Nueva York en el año 2009, mientras intenta determinar cómo instalar sus obras en el espacio, que incluyen una serie de instalaciones inmersivas y entornos alucinantes que incluyen paisajes urbanos y laberintos de espejos.

Urs Fischer extrae el potencial de los materiales, desde arcilla, acero y pintura hasta pan, tierra y productos agrícolas, para crear obras que desorientan y desconciertan. A través de distorsiones de escala, ilusión y la yuxtaposición de objetos comunes, sus esculturas, pinturas, fotografías e instalaciones a gran escala exploran temas de percepción y representación mientras mantienen una irreverencia ingeniosa y un humor mordaz.

La película presenta a un artista que extrae su poder de una combinación de contrastes y contradicciones. Fischer oscila entre la alegría de la creación y la locura creativa, entre la tradición de la historia del arte y la de la cultura pop, entre la creación espontánea y las obras basadas en tecnologías complejas. En sus obras logra repetidamente lograr una síntesis de todos estos opuestos. En el camino, somos recompensados con una relación íntima con un artista extraordinario, cuyo talento y éxito le permiten jugar con el arte y cumplir sus fantasías.

En sus palabras: «La gente parece temerle al arte. El arte siempre ha sido eso que no se puede racionalizar; cuando ves o escuchas algo que te cuesta explicar. Pero esa es su fuerza, claro, para eso está la palabra arte.»