Salvando a Banksy

Hay quienes consideran vándalos a los artistas callejeros, y los acusan de quebrar la ley. En Los Angeles, por ejemplo, pintar graffitti está penado con 8 años de cárcel. En San Francisco los propietarios de paredes intervenidas debían abonar un impuesto si no los tapaban y pintaban de nuevo.

Banksy es el artista urbano con mayor renombre a pesar de su identidad anónima. Sus obras en la calle han generado un debate ontológico sobre la obra de arte que parece hoy en día anclada a museos. Su obra se opone a las nociones predominantes sobre lo musealizable. Al rayar en paredes, su obra adquiere un carácter político desanclado de lo ritual. Todos pueden ver sus consignas que se encuentran en el espacio público. Su obra es para las masas.

Saving Banksy (Colin Day, 2017) es un documental que, de forma directa, pasa el trabajo de este artista por diferentes interrogantes y problemáticas: ¿Debería de estar la obra de Banksy en un museo? ¿Por qué y cómo se puede vender su obra si se encuentra en la calle y no en galerías?
El documental plantea la pregunta de a qué precio debe salvarse el arte. El film sigue la historia de un coleccionista que intentó hallar vías para salvar alguna de las piezas de Banksy (sin su consentimiento) ante la inminente destrucción. Es lógico pensar que en un futuro se agradecerá la falta de respeto al artista y su creación salvando una de sus obras, pero eso no quita que se esté pisando un derecho fundamental de alguien que ha decidido crear aún sabiendo que posiblemente será destruido.

Pero destruir también es crear.

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