En 1992, Anselm Kiefer se trasladó de Alemania al sur de Francia, donde compró el Domaine de La Ribaute en Barjac, a unos 70 km de Avignon. Este entorno inmersivo se convirtió en el taller de todos los experimentos del artista durante tres décadas. La finca, que fue una antigua fábrica de seda en el siglo XIX, se ha ampliado considerablemente a raíz de los proyectos de desarrollo del artista, y ahora abarca casi 40 hectáreas. En su interior hay hasta 80 espacios artísticos, desde el gigantesco anfiteatro de hormigón de cuatro plantas hasta las redes subterráneas de criptas, túneles y otros estanques artificiales, sin olvidar la multitud de pinturas y esculturas in situ.

