Renoir

Este film, cuenta con dos partes claramente diferenciadas; la parte en la que una joven de dudosa moralidad, tremendo descaro e increíble belleza se ofrece como modelo al reconocido artista Pierre-Auguste Renoir ; y la llegada del hijo del pintor, un joven idealista tocado y herido por la Gran Guerra que encuentra en la modelo aquello que le falta a su personalidad un poco inocente.

El guionista y director Gilles Bourdos, propone con Renoir una visión estética de la última etapa del pintor y la influencia que este tuvo en su hijo Jean, que con el tiempo se convertiría en un famoso director de cine, reflejando la estética impresionista en sus primeros trabajos. Gilles Bourdos ha priorizado la imagen dotándola de una excepcional fotografía haciendo partícipe al espectador del entorno en el que Renoir, interpretado por un soberbio Michel Bouquet, encontraba la inspiración y fuerzas suficientes como para vencer a la artritis y plasmar, a pesar de sus deformados dedos, la visión idílica de la belleza. Plano tras plano la película refleja íntimos paisajes y rincones de la finca en la que Pierre-Auguste Renoir residía y trabajaba retratando a sus modelos durante el transcurso de la segunda guerra mundial. Modelos que, al igual que el artista representa en los cuadros, llegan radiantes de luz y vida a través de las imágenes que la película arroja a través de la pantalla.

En sí misma, la película forma un bello cuadro que intenta plasmar una relación creativa entre el padre y su hijo que compartían una visión de la vida expresada en el consejo del padre de “dejarse llevar por la vida como un corcho en el agua”. Esa sensación de fluidez está encarnada en los lienzos que se muestran en la película (pintados por el famoso falsificador de arte Guy Ribes), cuyas figuras se disuelven en el paisaje y entre sí en una niebla etérea.

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