La pasión de Godard

Dicen que Godard fue al cine lo que Picasso a la pintura, Joyce a la literatura o Le Corbusier a la arquitectura. En su obra, el cine toma consciencia de sí mismo y de su lugar en el mundo. Este film de 1982 es menos una película narrativa que un ensayo sobre el proceso artístico, que en este caso resulta ser el proceso mediante el cual se hace una película, con comentarios secundarios sobre pintura, música, cine, relaciones laborales y amor, además de algunas bromas. Pregunta: «¿Qué es una catástrofe?» Respuesta: «La primera estrofa de un poema de amor».

No es una visión romántica de la realización de películas, ni hay grandes metáforas aquí. Se trata de personas que se afanan en sus profesiones, tan inseguras de lo que están haciendo ahora como del futuro.

El argumento sigue a Jerzy, un director polaco que realiza una película en un estudio de Suiza que contiene una serie de tableaux vivants. Su productor László está impaciente porque no hay una historia aparente en la película y Jerzy sigue retrasando y cancelando los rodajes, citando repetidamente dificultades con la iluminación. Durante el rodaje, Jerzy se involucra con dos mujeres locales: Isabelle, una trabajadora de fábrica joven y seria con tartamudez, y Hanna, la mundana propietaria alemana del motel donde se aloja el equipo. Isabelle es despedida de su trabajo e intenta organizar a sus compañeros de trabajo para que hagan huelga. Mientras tanto, el equipo de filmación está reclutando trabajadores de la fábrica como extras para los cuadros que Jerzy está filmando. Jerzy sigue buscando la iluminación adecuada en el estudio y trata de gestionar un grupo de extras cada vez más rebelde. Al mismo tiempo, está tratando de continuar su relación con Hanna, con quien ha filmado algunas imágenes de prueba que los dos revisan juntos mientras discuten la intersección del amor y el trabajo. Jerzy también se siente atraído por Isabelle, que también quiere fusionar el amor y el trabajo. Intenta involucrar a Jerzy con su causa y hacer conexiones significativas con el equipo de filmación, preguntándoles por qué las películas nunca muestran gente trabajando.

Pero aunque la película tenga un argumento, lo importante es el cómo, no el qué: fragmentos de lenguaje que se entremezclan, saltos constantes entre escenas y líneas argumentales; audios desfasados… la continuidad lógica se rompe, se cuestiona a sí misma. Porque Godard no intenta contar nada, o no mucho, lo da por imposible o improbable. Prefiere teorizar o filosofar, casi, sobre ello. Su película no es solo el intento de salirse de lo convencional y articular un discurso propio; sino que es también un cine dentro del cine, una meditación deconstruccionista que se mira a sí misma. La trama del film es la propia imposibilidad de contar o, incluso, la imposibilidad de la comunicación a través del arte.

Los interludios artísticos de la película no dialogan, al igual que las pinturas que representan hablan silenciosamente al espectador a través de la forma y el color. Pero la vida de los cineastas y la gente del pueblo adolece de falta de comunicación, con conversaciones a menudo incoherentes a destiempo, y que a veces se encuentran en diferentes idiomas y sin subtitular. Un personaje tartamudea, otro tiene tos seca, uno es mudo y el productor intenta hablar con el director a través de una ventana cerrada. Por otro lado tanto en el set como en la vida real hay una constante tensión en el aire, tironeos, peleas y broncas por todos lados y pequeñas escenas de batallas grupales muy graciosas que ni siquiera se sabe porqué se desatan…. ¿Tal vez la frustración del acto creativo?

En momentos se ven vínculos específicos entre las muchas citas artísticas y la realidad: La ronda Nocturna (Rembrandt) es una pintura de la cual todavía se discute cuál es su trama y las relaciones entre los personajes; los cruzados armados que entran en Constantinopla (Delacroix) son paralelos a la represión policial de la huelga de la fábrica; El Embarque de Cythera (Watteau) solo se muestra en fragmentos inconexos, luego de que se hace evidente que la película nunca se va a terminar; actrices desnudas por todos lados que citan a Goya y a Ingres; el Réquiem de Fauré (El Greco) el cuadro de la Asunción de la Virgen tiene escenas paralelas en el motel que involucran a Jerzy e Isabelle, quien admite que todavía es virgen.

Aunque la vida puede ser monótona, llena de tensiones y malentendidos, el arte puede elevarse por encima de ella porque puede transmitir pura emoción. Como decía Godard en 1982: «A veces hay que filmar la emoción, llenar la pantalla de pura emoción. Solo la pintura y la música pueden lograrlo ».

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