Darío Argento: El síndrome de Stendhal 29/10/2023 Ficción 1.048 vistas 5 votos Agregar a FavoritosIndependiente del género del que hablemos, Dario Argento (Roma, 1940) es uno de los cineastas más dotados de todos los tiempos. Con 21 largometrajes a su haber, más un resto interesante de colaboraciones, guiones y producciones, es posible que Argento se ubique solo por debajo de gente como Alfred Hitchcock y a la misma altura que Scorsese, Mario Bava, Antonioni, Coppola y Lucio Fulci. Todo artista aspira a una sola cosa: crear un universo privado, con códigos particulares, que lo definan y lo hagan indeleble al tiempo. Bueno, Argento es uno de ellos.La protagonista Anna Manni (interpretada por la hija del director, Asia Argento) es una policía de Roma de la unidad antiviolación que tiene una extraña condición mental: se siente abrumada emocionalmente cuando se enfrenta a obras de arte maravillosas. Los psiquiatras llaman a este fenómeno El síndrome de Stendhal, en honor al escritor francés que escribió por primera vez sobre esta enfermedad, la cual es una aflicción real y muchos la sufren. Esto le sirve a Argento de escusa para llevar al personaje Anna directo a las garras del violador y asesino en serie que está persiguiendo.La interpretación de Asia Argento del gradual descenso de Anna a la locura está impregnada de poder. Ella pasa por varias transformaciones y se venga violentamente del mundo del patriarcado: un mundo que insiste en verla dentro de las limitaciones de la imagen y el deseo y que, en última instancia, le falla. Convirtiendo su cuerpo en un lienzo, Anna se reconstruye a sí misma como objeto supremo del deseo masculino.Argento utiliza la analogía entre pintura y cine para ofrecer su mediación más extensa, y a veces difícil, sobre la naturaleza de la violencia y la posibilidad de su transferencia. El uso de pinturas para reflejar las preocupaciones temáticas de la narrativa proporciona a Argento un mecanismo para explorar las políticas de la lucha femenina por la subjetividad fuera y dentro del marco cinematográfico. Al igual que el cine, la pintura está inscrita como un medio represivo, cuyo marco ideológico no deja espacio para la mirada femenina y, por tanto, ninguna posibilidad de autodeterminación fuera del deseo masculino. Las impresionantes secuencias iniciales de la película, en las que Anna se mueve desde el frente hacia el interior del encuadre de Paisaje con la caída de Ícaro de Bruegel, sugieren la asfixiante trampa del sujeto femenino dentro de las convenciones del encuadre pictórico (y por extensión, cinematográfico). El síndrome de Stendhal muestra un compromiso cada vez mayor con la dialéctica de la subyugación y subjetivización femenina con sus caracterizaciones cuidadosas y consideradas de la identidad femenina en la sociedad patriarcal. De este modo puede ofrecer un comentario detallado e inquietante sobre las consecuencias de la violencia sobre el sujeto femenino. Dario Argento ha coqueteado con el surrealismo a lo largo de su ilustre carrera, pero se inclinó hacia él como elemento narrativo en este film de 1996. Especialmente durante la primera mitad de la película donde vemos a la protagonista besarse con un pez, entre otras cosas muy bizarras. A pesar de utilizar imágenes oníricas para ilustrar a un personaje que pierde el control de la realidad, la película en general está más fundamentada que el esfuerzo promedio de Argento. La violencia realista se muestra a favor de su típica representación muy estilizada de la muerte. El enfoque psicológico le sienta sorprendentemente bien.Si bien este film no es uno de sus más celebres ni recordados largometrajes, es una película que mejora con las repetidas visualizaciones y, sin duda, es una película más interesante y ambiciosa que cualquier otra cosa que haya intentado antes.ETIQUETAS: ItaliaSuspensoTerrorViolencia de géneroLa mansión del mal | House of horrorsCharlotte