Influenciado por la historia de la pintura y también fuertemente por el comic, Hancock transforma decisiones tradicionalmente formales, como el uso del color, el lenguaje y los patrones, en oportunidades para crear nuevos personajes, desarrollar subtramas y transmitir significado simbólico. Las pinturas de Hancock a menudo reelaboran historias bíblicas que el artista aprendió cuando era niño de su familia y de la comunidad eclesiástica local. Al equilibrar los dilemas morales con el ingenio y el sentido musical del lenguaje y el color, las obras de Hancock crean un espacio pictórico de dimensiones psicológicas.