Alfredo Jaar explora la desensibilización del público ante las imágenes y las limitaciones del arte para representar a eventos tales como genocidios, epidemias y hambrunas. La obra de Jaar es testigo de conflictos militares, la corrupción política, y los desequilibrios de poder entre las naciones industrializadas y en desarrollo.
Según el artista, “la gente ha perdido totalmente la capacidad de conmoverse. Por eso, hay que buscar nuevas estrategias para llamar la atención y recuperar el respeto por las imágenes, sobre todo de aquellas que muestran dolor”.