La obra de Mónica Millán utiliza la metáfora del jardín con objeto de analizar las frágiles relaciones existentes en lo natural. La técnica y los soportes empleados por la artista para trabajar estas cuestiones son diversos. Parte de la pintura sobre lienzo, de minuciosa factura que recuerda a la pintura flamenca, pasando por la necesidad de crecer en el espacio a través de bordados y tapices, llegando hasta la instalación como final de un recorrido de investigación.