A lo largo de una carrera de más de cuatro décadas,  Paulo Bruscky   jamás dejó de experimentar y de innovar: empleó fotocopiadoras, máquinas heliográficas y mimeógrafos, encefalogramas, además de estampillas y matasellos. Aun habiendo iniciado su carrera en los años más opresivos de la dictadura brasileña, creó un conjunto de obras plenamente sintonizadas con las tendencias de la época, a través de su énfasis en el aspecto proyectual, de pura potencia de la obra de arte, convirtiéndolo en uno de los pioneros del arte conceptual en Brasil.

La curiosidad lo lleva a explorar el universo de Second life, donde conoce a un ex-director de cine, Gabriel Mascaro, que vive, trabaja y disfruta haciendo Machinimas en la red virtual. La conversación nos lleva a cuestiones relativas a la naturaleza de las manifestaciones culturales, las posibilidades del espacio digital y su relación con lo que es real.

Paulo parece haberse preocupado siempre por estar «actualizado», en esta ocasión busca documentar su presente virtual, su improductiva experiencia desmaterializada porque «es importante ser contemporáneo, al menos por uno mismo«.