Ella existe en una burbuja de ilusiones espaciosas y visiones efímeras, y durante los últimos 40 años ha vivido voluntariamente en un hospital psiquiátrico de Tokio justo en frente de su taller (y base de operaciones empresariales).
La autora de este documental se ocupa de seguir a la primera Dama del arte Japonés como si fuera su sombra, examinándola, mirándola pintar, desconcentrándola, y escuchándola hablar sobre su éxito. Kusama no trata de cubrir su propio narcisismo de ninguna manera y su auto-promoción de marca parecen esenciales para el éxito que ha recibido de el mundo del arte, cuestión que no es inusual o está fuera de lugar.

Sin embargo, al saturarse de las minuciosidades obsesivas de sus dibujos, uno se queda con ganas de ahondar un poco más en este personaje. No hubiera estado mal profundizar un poco más en su juventud vanguardista newyorkina, su vida familiar, su enfermedad mental o hacer un análisis o recorrido algo más completo a lo largo de su interminable cuerpo de obra.
Pero la directora nos encierra en el taller de yayoi a acompañarla en sus discusiones autocomplacientes, y a verla como salta de una entrega de premios Imperiales a recitar poesía megalomaníaca,  de bailar como autómata en el bizzarro programa televisivo de Takeshi Kitano «Cualquiera puede ser  un Picasso» a ir directamente al hospital psiquiátrico.

Así de forma predeterminada esta película termina siendo, como su título bien lo indica, un estudio informal sobre narcisismo.

Gracias a Luciano Grandi y a Sabina Lis, miembros del Clubsub que me ayudaron a traducir y subtitular esta peli 🙂