La agonía y el éxtasis

Cualquiera que haya pasado algún tiempo estudiando historia, especialmente historia del arte, está familiarizado con las obras de Miguel Ángel. Fue un escultor consumado que es más conocido por su estatua de David, pero lo más impresionante fue pintar el techo de la Capilla Sixtina. La película de 1965  puso al aclamado actor Charlton Heston en el papel del escultor a quien el Papa le encargó a regañadientes que pintara el techo. Rex Harrison actuó junto a Heston como el Papa Julio II, conocido como el “Papa guerrero”, que también fue un importante mecenas de las artes. Toda la película está planteada como un choque frontal entre dos grandes individualidades, dos grandes egos que se necesitan, se odian y se aman al mismo tiempo.

Esta superproducción Hollywoodense obtuvo cinco nominaciones a los Oscar (fotografía en color, dirección artística, diseño de vestuario, sonido y la inolvidable partitura de Alex North), y se basa, en realidad, en un auténtico bestseller de Irving Stone (autor, también, de El loco del pelo rojo, una novela sobre Van Gogh) y recrea en la pantalla uno de los momentos más brillantes de la Historia del Arte.

La película tiene una interesante yuxtaposición de espiritualidad dentro de la iglesia. La película retrata a Miguel Ángel como muy defectuoso y mundano, pero aún con una reverencia sincera por Dios que lo inspira a pintar los diseños en el techo. Podría decirse que una de las mejores escenas de la película involucra al Papa maravillándose con el trabajo de Miguel Ángel, ya que desafía su propia visión personal de quién es Dios y quién es el hombre en relación con él. [Según la película] Miguel Ángel buscó mostrar cómo el hombre fue creado a semejanza de Dios y trató de pintarlo con la mayor gracia posible, y esta belleza hace que la mente del Papa se tambalee. También trae un gran alimento para el pensamiento, con la dureza y la crueldad de la forma en que el Papa gobierna frente al amor y la gracia que Miguel Ángel ve en su Dios.

En la película aparece una representación muy fidedigna de la técnica del fresco, que requiere algunos conocimientos que Miguel Ángel tuvo adquirir sobre la marcha, ya que es necesario realizar toda la escena en una misma jornada, cuando la cal aún está fresca, lo que provoca una alteración de los colores cuando se seca la pintura.

Este film no es solo un extraordinario documento sobre la creación de una de las grandes obras artísticas de la Humanidad, sino también una interesante e imprescindible aproximación a lo que supone el acto creativo en sí mismo: amor y sacrificio.

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