En busca de un muro

Narra en tono un tanto solemne y con intenciones grandilocuentemente didácticas, los años en que el muralista José Clemente Orozco se autoexilió en los Estados Unidos.
Interpretado por Ignacio López Tarso con bastante credibilidad, aunque sus diálogos parecen todo el tiempo más leídos que hablados, nos topamos con un Orozco impoluto, políticamente correctísimo, de inflexibles pensamientos revolucionarios, en su lucha por llevar a los muros sus ideas pictóricas.

Buscando abrirse paso en el ambiente neoyorkino de vanguardia, en 1926 el muralista mexicano conoce a la periodista Alma Reed, quien lo introduce en los altos círculos intelectuales estadounidenses, donde se relacionará con importantes personalidades del arte y la cultura internacional. Lo que más se ve en la película es eso: conversaciones de networking, charlas llenas de halagos y promesas estratégicas, un factor indispensable en lo que significa «hacer carrera» como artista, y que mucha gente no suele tener en cuenta al iniciarse en este emprendimiento. Y aunque este aspecto no suele mostrarse tanto en las ficciones sobre personajes del mundo del arte, en este caso es casi exclusivamente lo único que se muestra. Nada de drama ni romances, o chismes sobre la vida personal de orozco, nada de emociones o dudas, o miedos, solo estrategia, estrategia y más estrategia, haciéndola una biopic muy rara, de pura propaganda.

Orozco se percibe como el modelo asequible de la honestidad valiente. Un tipo que según esta biografía cinematográfica fue capaz de decirle “NO” al salvaje capitalismo que le ofreció en su momento miles y miles de metros cuadrados de paredes para pintar y con ellos, las mieles del éxito, la fama y la fortuna. Orozco prefirió mantenerse firme a sus ideales comunistas y sacrificarse por la causa.

La película cae en la montonía, las actuaciones y el guión son completamente pasivos, sin embargo, el director Julio Bracho logra mostrar la obra del pintor en toda su grandeza, dando una entendible y bella explicación de  sus murales. No era seguramente la intención de Bracho hacer un film romántico o de acción , sino precismante lo que logró: exaltar y promover la obra de Orozco. La película puede resultar atractiva para los que se interesen en la obra de Orozco y puede incluso interesar en su obra a los que no la conocen. En su estreno fue un fracaso de taquilla, pero aunque la cinta no haya tenido defensores, logró su objetivo ya que, con que una sola persona acuda al Hospicio Cabañas a ver la obra de Orozco después de haber visto la película, puede darse por satisfecho.

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