Cronenberg = Crímenes del futuro

Las películas de Cronenberg se obsesionan con la carne, transformándola, haciéndole cosas indescriptibles. Pero para este cineasta, el cuerpo es simplemente la materia prima, la sustancia visual a partir de la cual construye sus historias. Es un medio para un fin.
Su verdadera fijación está en el interior intangible. Está obsesionado con las ideas. Y también lo son muchos de sus personajes, que se fijan tanto en el arte y el proceso creativo como en el cuerpo.

Pero en Crímenes del futuro, Cronenberg pone a los artistas y al mundo del arte en el centro de la historia y construye el mundo a su alrededor. En la película, las personas se han desconectado tanto de su cuerpo que ya no pueden sentir dolor (excepto, para algunos, mientras duermen). Saul Tenser (Viggo Mortensen) es un artista de performance. Su cuerpo no deja de producir nuevos órganos corporales, por lo que, como un acto de ira desafiante, se ha asociado con su compañera creativa y de vida, Caprice (Lea Seydoux), para extraer los órganos durante performances transhumanistas que electrizan al público. Mientras tanto, Saul gime y se retuerce, quizás de placer, quizás de dolor, quizás en una mezcla de los dos.

¿Podría esta cirugía improvisada ser considerada arte? Al menos dentro del mundo de la película, sí. Caprice se etiqueta a sí misma como una artista de performance, y Saul no es simplemente su lienzo: es un colaborador en sí mismo y considera que sus órganos son sus creaciones.

Si bien todo esto puede parecer bastante extraño, el film se inspira en un género performático en el que los artistas utilizan el cuerpo como material (Body art), a veces sometiéndose a situaciones particularmente dolorosas que han implicado sangrados y modificaciones de su piel. Artistas como Orlan, o Gina Pane se han sometido a procedimientos médicos en un intento de proponer nuevas formas para el cuerpo humano. En el camino, han cuestionado los géneros y las normas sexuales.

En lo que respecta al horror, los artistas de performance del pasado derrotan a este film en nivles de sangre, violencia y misterio. Si la intención de Cronenberg era impactar, entonces fracasó, pero su película es inquietantemente hermosa como una exploración del arte y los roles de los artistas en la sociedad. La única forma en que la vida puede sobrevivir en la tierra tóxica y en descomposición de Crímenes del futuro es convirtiéndose en lo que muchos consideran monstruoso: un niño mordisquea encantado un contenedor de plástico; una mujer se desfigura el rostro y se siente eufórica; un padre conserva el cadáver de su hijo esperando un espectáculo más que un milagro. Le corresponde al artista ser el puente entre el desconocimiento de lo monstruoso y la realidad cotidiana. A través de sus vidas y su práctica, los artistas “mapean el caos”, para citar a Caprice, y ayudan a definir qué es normal y qué debe cambiar. A pesar de sus defectos, Crímenes del futuro es memorable y conmovedora. Es quizás más esperanzadora, ya que termina con un primer plano del rostro envejecido de Saul luciendo beatífico y en paz.

ETIQUETAS:

No te olvides de compartir

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.