En este episodio, Mary comienza con la escultura «Alison Lapper Pregnant». Cuando esta figura de una artista discapacitada, obra de Marc Quinn, se instaló en Trafalgar Square, causó sensación, desafiando las expectativas del público sobre lo que debería ser una escultura desnuda de estilo clásico. Mary examina entonces un desnudo que, según ella, rara vez se ve tal como es: el cuerpo desnudo (o casi desnudo) de Jesucristo.
En Bolonia, Italia, Mary ve la contraparte femenina de estos hombres desollados: la Venus Anatómica. Se trataba de un modelo de cera de una joven, en una pose que imitaba a la Bella Durmiente, pero cuya sección media podía abrirse para revelar sus entrañas, exquisitamente detalladas. Mary argumenta que deberíamos ver esta Venus como una anticipación de obras contemporáneas de artistas como Damien Hirst y Marc Quinn, quienes nos retan a reflexionar sobre la relación entre el interior y el exterior del cuerpo.
Los desnudos en el canon occidental son tradicionalmente blancos y vivos, pero no todos: la obra maestra de Theodore Gericault, La balsa de la Medusa, es una imagen de tormento y miseria, con su despliegue de figuras muertas y moribundas, y también contiene la figura de un hombre negro, vívido, saludando heroicamente a un barco distante. Con la ayuda de la Dra. Denise Murrell, Mary revela la importancia de esta imagen en el contexto de tantas imágenes racialmente estereotipadas del cuerpo negro y analiza cómo se reinventó el desnudo negro en el siglo XX.
Y hablando de empoderar cuerpos, Mary decide someterse como modelo para un retrato desnudo de ella misma y explorar las vulnerabilidades que conlleva exhibir un cuerpo gordo y no joven.