0%

¡Cumplimos 15 años!

video subtitulado por el CLUBSUB

Pueden verlo quienes son miembros:

AMIGUIS, MEJORES AMIGUES, DOCENTES y MECENAS

Únete > AQUÍ

Münter & Kandinsky

DEJE SU VOTO

Biopic ficcional basada en hechos reales. La trama se centra en los contrastantes caminos artísticos de Gabriele Münter y Wassily Kandinsky, resaltando la falta de reconocimiento a las contribuciones de Münter.

Münter fue una fotógrafa y pintora expresionista alemana mientras que Kandinsky fue un pintor y teórico ruso adscrito al fauvismo y la abstracción, ambos fueron fundadores de la «Neue Künstlervereinigung München (Nueva Unión de Artistas de Múnich)» y el «Der Blaue Reiter (El jinete azul)», movimientos artísticos que aglutinaron a los artistas vanguardistas más relevantes de principios del siglo XX para proponer una mirada artística que rompió moldes en el expresionismo alemán.

Sin embargo, la película pasa de puntillas por el universo artístico de ambos, así como por el convulso contexto histórico en el que se desarrollaron sus vidas. La trama se centra casi exclusivamente en su tortuosa relación durante 14 años como amantes, ya que pese a las promesas de él nunca llegaron a casarse (por aquel entonces el famoso pintor ya había contraído matrimonio con su prima de 17 años que era 33 años menor que él). El punto de vista de la película es el de Münter, figura a la que se pretende reivindicar, pero la representación gráfica que se hace de esa relación tóxica acaba tirando por tierra ese deseo, ya que la artista aparece en pantalla como una mujer obsesiva, insegura, dependiente emocional y un poco histérica.

El director Markus Rosenmüller nunca encuentra el tono adecuado ni el foco de lo que quiere contar. Si, como hemos visto, erra a la hora de ofrecer reconocimiento a la figura de Münter, como mujer y como artista, tampoco acierta en la escenificación de unos universos artísticos rompedores. Su puesta en escena es académica y plúmbea, busca la belleza del clasicismo en una historia que necesitaba algo de riesgo formal que sólo se sirve con cuentagotas (la secuencia del concierto de piano donde la música se transforma en colores en la mente de Kandinsky).

La paradoja mayor es que la realidad supera con creces la ficción. Münter y Kandinsky protagonizaron un romance intenso y contradictorio, lleno de complicidad artística y de heridas personales. Ella lo amó más que a nada, incluso más que a la pintura, como repite en la película. Él, sin embargo, la dejó atrás sin mirar, regresó a Alemania casado con otra mujer rusa y se convirtió en figura de la Bauhaus. Münter, en cambio, siguió creando hasta su muerte en 1962, y a los 80 años donó al Lenbachhaus las obras que había salvado en secreto, asegurando la posteridad de un movimiento que habría podido desaparecer bajo las botas nazis. Kandinsky y Münter fueron artistas que rompieron moldes; la película, en cambio, los encierra en un marco pulcro. Lo mejor que puede lograr el film tras verla es despertar el interés de algunos espectadores en descubrir la obra artística de la pintora.

NO TE PIERDAS DE NADA

 

Déjanos tu email para recibir el
BOLETÍN DE NOVEDADES