Coloréame de rojo sangre | Color Me Blood Red

Adam Sorg es un artista frustrado. Más allá de su mediocre éxito, no puede encontrar el tono de rojo adecuado para sus pinturas. El film se convierte en la historia optimista de un pintor demente que busca suministros de arte enfermizos. El director Herschell Gordon Lewis, presenta a su artista como un beatnik absorto en sí mismo que hará todo lo posible para satisfacer sus impulsos artísticos. En el camino, nos regala boinas hipster, boquillas de cigarrillos y una galería llena de lienzos increíblemente kitsch. Satirizando al artista cliché que sacrifica su vida por el arte.

Pocos, muy pocos directores pueden ostentar el honor de haber prácticamente inventado un género. El estadounidense Herschell Gordon Lewis fue uno de ellos. Apodado, con todo merecimiento, “el padrino del gore”, su pionero y osado gusto por la truculencia y la casquería ayudaron a perfilar un modelo de cine de terror marcado por la visceralidad, el morbo y la explicitud de la violencia.

Con ‘Color Me Blood Red’ (1965) Gordon Lewis no abandona sus señas distintivas (una puesta en escena frugal, interpretaciones y diálogos en el límite del ridículo, los cortes netos en el montaje) pero amaga el tosco perfil psicológico de un pintor-carnicero que termina siendo vampirizado por su propia obra.

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