Cueva de los sueños perdidos

Es sabido que a Werner Herzog le gustan los paisajes sobrecogedores, las misiones imposibles (ya lo vimos por este canal buscando al nessy), los personajes que tratan de cambiar la naturaleza (y que son en última instancia, abrumados por ella ) y  que está dispuesto a todo por el bien del arte, hasta de comerse su propio zapato para alentar a un joven cineasta a que se exprese.

Esta vez nos lleva a descubrir un tesoro muy bien guardado y el mas antiguo de todos, con la ambiciosa tarea de acercarse o intentar develar las primeras motivaciones para la expresión artística.

«Prometo solemnemente que cada vez que me agobien las tonterías del mundo del arte, las pequeñas quejas y acusaciones miserables, el mercantilismo, las intrigas palaciegas, las injusticias, la falta de horizonte y la escasez de vuelo, voy a volver a ver esta película, cada vez, para reencontrar la quijada de esos caballos y el lomo ondulado de los bisontes, y sentir todo este alivio ahí en el remanso de las imágenes de los primeros hombres.»

Dice Eva Grinstein, la inspirada promotora de este post (gracias Eva por el hallazgo y el  link).

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5 Respuestas

    • lalulula

      oooops, gracias por avisar Antonio, se me había escapado un error.
      YA ESTÁ SOLUCIONADO 🙂

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