Este retrato compacto y de rápido movimiento del artista avanza a través de una ráfaga de imágenes, muchas de ellas extraídas de la larga y prodigiosa carrera del Sr. Frank. El hombre mismo, atravesando sus 90 años con una mezcla de impaciencia, resignación y buen humor, ha pasado toda su vida mirando, principalmente a la gente y los paisajes norteamericanos, pero también de alguna manera hacia adentro, usando cámaras como instrumentos de documentación e introspección.

El Sr. Frank, un cineasta y fotógrafo que nació en Suiza en 1924, es en muchos sentidos un artista neoyorquino por excelencia de cierta época y temperamento, un residente de la Bohemia ecléctica que definió una parte importante de la vida cultural de la ciudad en el décadas después de la Segunda Guerra Mundial. El Sr. Frank tuvo la suerte de practicar su arte cuando la vida era barata y las mentes estaban abiertas, y el genio y la disciplina para convertir su coraje y curiosidad en un cuerpo de trabajo vital y formidable.

Esta película se parece menos a una biografía completa que al perfil de una revista, como debe ser. Te vas con una sensación vívida de la presencia viva del hombre y un relato razonablemente completo de su vida, trabajo y asociaciones.